De visita en la capital de Oaxaca
¿Qué es lo primero que viene a mi mente al escuchar Oaxaca? Ahora, pienso que la palabra que mejor lo describiría es «riqueza». Es cierto que, según las estadísticas, en el estado se encuentra uno de los municipios más pobres del país pero, contradictoriamente, es uno de los estados mexicanos con mayor riqueza en múltiples campos: posee la mayor diversidad de lenguas indígenas, platillos típicos, especies de plantas, ecosistemas, la lista es larga…
Honestamente, al principio, conocer el estado no me entusiasmó tanto, sin embargo, cada día que pasé en su capital, me hizo cambiar de opinión. Acompáñame a descubrir el porqué.
DIA 1
Al llegar al Aeropuerto Internacional de Oaxaca, conseguí mi primera vista del paisaje y me sorprendió ver una gran cantidad de montañas. Llegué al hotel en 20 minutos, ubicado en los alrededores del centro. Me quedé en el piso más bajo y, al parecer, para mi fortuna, fui el único hospedado en ese piso. ¡Sin ruido de ningún vecino!
En la tarde, di un paseo por el centro para conocer mejor el lugar y visitar algún restaurante popular de la zona. Vi una gran cantidad de turistas de Estados Unidos y países europeos, especialmente parejas jóvenes y de la tercera edad. La capital de Oaxaca es una zona muy turística y las calles siempre están llenas de mucha gente.
En el centro encontré una gran cantidad de tiendas, restaurantes, cafeterías y galerías de arte. En el camino me topé con muchos vendedores ambulantes que me ofrecieron una gran variedad de comida chatarra. Con muchas calorías, pero muy sabrosas (y picantes).
La primera vez que comí una tlayuda
Comencé a tener hambre así que caminé hacia la Plaza de la Constitución, el Zócalo, para encontrar un restaurante de comida típica. Finalmente, encontré uno que me encantó. Leí en el menú “Tlayudas con chorizo” y recordé que esa es una de las comidas regionales que debes comer al visitar Oaxaca.
¿Qué es una tlayuda? Básicamente, son dos tortillas de maíz secas y ligeramente duras que contienen frijol, quesillo y otros ingredientes como carne en su interior.
En la primera mordida, sentí el vapor saliendo de la tortilla y el fuerte olor a una hierba que no pude identificar. También sentí un sabor salado que iba muy bien con la intensidad de la carne de chorizo.
Al principio pensé en pedir dos tlayudas, pero me sorprendí al ver que es una tortilla muy grande (al menos más grande que la tortilla convencional) y tuve que esforzarme para acabarme todo el platillo.
Consejo: Si tienes la costumbre de comer muy poco y quieres comer tlayudas, te recomiendo pedir solo una, son levemente caras a comparación de cualquier otro antojito mexicano (alrededor de 6 dólares por pieza) y eso es por su tamaño grande. En fin, comí y me sentí muy lleno pero satisfecho. Fue una experiencia muy sabrosa y ligeramente grasosa.
Después de comer, seguí caminando por las calles para buscar el jardín etnobotánico. Según mi búsqueda en Internet, es un espacio muy instagrameable, con especies de plantas regionales y arquitecturas características de la zona.
Me decepcionó ver que el lugar había cerrado una hora antes. Continué mi camino hacia algún museo interesante y me topé con un vendedor de recorridos. En su catálogo vi diferentes lugares que conocer a precios muy baratos (aproximadamente a 20 dólares por persona).
Decidí elegir uno de los recorridos más populares con actividades de interacción con los locales de la zona incluidos.
De paseo en autobús
Luego, di un paseo en el autobús turístico de la ciudad, el cual costó aproximadamente 5 dólares. Me subí al camión y me senté en el segundo piso para tener una mejor vista. El conductor me pareció muy gracioso y amigable: por 45 minutos aprendí sobre la historia de las casas, iglesias y parques que adornan el centro de la ciudad con mucho sentido del humor.
Definitivamente, recomiendo tomar el recorrido en tu primer día para aprender más de la historia y arquitectura de ese colorido lugar pero, además, para tener una idea más clara de la ubicación de los puntos principales en la zona. Créeme, es muy fácil perderte.
Al terminar el recorrido, decidí pasear un poco más antes del anochecer, así que caminé cerca de la zona centro y me llamó la atención el ruido de tambores y trompetas. Escuché a mucha gente riendo y hablando mientras tomaban fotos. Me acerqué por curiosidad y me di cuenta que era un desfile donde personas con máscaras curiosas bailaban al ritmo de la música alegre. Eso es lo que me gusta de Oaxaca, siempre hay algo interesante que ver en algún rincón de la ciudad.
Regresé al hotel con un buen sabor de Oaxaca y decidido a conocer más de ese colorido lugar.
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¿Y qué hay de ti? Cuéntame qué hiciste en tu último viaje. Intenta usar la conjugación de los verbos en primera persona en singular (yo). Este espacio es para compartir tus experiencias y dudas también.
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